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Qué conocer sobre nuestro Sistema Inmune y los Virus. 5 recomendaciones para sobrellevar la realidad

El momento histórico tan relevante que vivimos con la pandemia, junto con las emociones que esto nos produce: el miedo, la incertidumbre, la falta de conocimiento respecto a muchas cosas y cómo puede perjudicarnos, etc., nos conduce a resaltar el importante papel del sistema inmune en nuestro cuerpo.

Nuestro sistema Inmune responde como nuestros ejercito
Respuesta del Sistema Inmune | Olas de Salud

Pudiéramos decir que el sistema inmune representa nuestro ejército, que está situado en las diferentes áreas de nuestro cuerpo, tanto en los órganos y tejidos como circulando en la sangre. Permanece alerta, a cualquier elemento extraño que penetre a nuestro cuerpo, lo evalúa, y toma la medida más adecuada para defendernos del mismo.


Él está representado en los diferentes glóbulos blancos que siempre observamos cuando nos hacemos una hematología y tiene 2 tipos de respuesta

1- Inmediata Inespecífica que va a actuar fagocitando y destruyendo el agresor Ej: Macrófagos y las células Natural Killer las cuales son innatas, presentes desde que nacemos.

2- Una respuesta Específica a través de la cual se van a producir anticuerpos específicos contra el agresor y sustancias muy importantes también en esa defensa llamadas Citocinas o Citoquinas, y las células implicadas las cuales son los Linfocitos T y B. Esta respuesta se va desarrollando en nuestra infancia aprox. durante los primeros 8 años de vida.


Ellas, las respuestas del sistema inmune, realizan funciones de identificación,

Funciones del Sistema Inmune
Sistema Inmune | Olas de Salud

localización, destrucción, producción de intermediarios, producción de anticuerpos, entre otras; todas funciones para defendernos de bacterias, virus, tóxicos y cuerpos extraños.


Pareciera muy simple y sencillo, pero es todo lo contrario, muy complejo y complicado. Las células del sistema inmune a su vez reciben estimulación a través de los Neurotransmisores Noradrenalina y Serotonina, e inhibición de su actividad con la Adrenalina, la cual aumenta sustancialmente en el estrés inescapable.

Por supuesto que con tratamientos médicos ayudamos al sistema inmune, pero la principal fuente para que pueda funcionar bien es la alimentación adecuada, para aportarle todo lo que necesita para trabajar efectiva y eficientemente.


Una desnutrición o la mala calidad de la misma nos puede hacer vulnerables ante las infecciones bacterianas o virales, o bien determinar que el sistema inmune no funcione bien y no pueda cumplir con la destrucción de tóxicos, o confundirlo impidiéndole identificar contra quien debe producir anticuerpos.




 

Luego de explicar un poco acerca de nuestro sistema inmune, creo pertinente entender ¿Qué son los virus?


Los virus son micro- organismos incompletos acelulares, porque tienen sólo parte de los componentes de una célula.

Sin embargo, tienen lo que se requiere para reproducirse, el ARN o ADN, una capa proteica que los envuelve y a la vez, una membrana externa lipídica que los hace independientes. Son capaces de identificar las diferentes células tanto vegetales, como animales y humanas, y saber cuál es la célula que él puede penetrar y aprovecharla para reproducirse.


Cada virus se identifica con células diferentes, hay virus que sólo van a identificar y utilizar las células nerviosas, por ejemplo el virus de la poliomielitis. Otros, se identifican con las células digestivas; otros, con las respiratorias, etc. y así, cuando entran en contacto con nosotros, nos darán síntomas del sistema que invaden.

Aquí les dejo algunos ejemplos: el virus de la Rabia, de la Viruela, el VIH, el virus de la Gripe, virus del Herpes, etc.


Entonces, los virus tienen la capacidad de identificar las células que quieren utilizar, y después, penetrar a su interior y utilizar su genoma en los mecanismos internos de la célula para multiplicarse. Así, destruyen la célula que les sirvió para reproducirse y cuando rompen la membrana, salen todos los nuevos virus a continuar nuevas invasiones.

Los virus son muy pequeños para verlos, hay que utilizar el microscopio electrónico. Pueden atravesar filtros que retienen las bacterias porque estas son más grandes. Por ello, hay que prestar atención a cuáles son las medidas generales e higiénicas, que debemos hacer para evitar entrar en contacto con ellos. Inclusive tener claro que los antibióticos no les hacen nada, no están indicados.

 

Ahora, realmente ¿qué depende de nosotros, y cómo realmente podemos enfrentarnos al virus? Sencillamente, manteniendo activo y en buen funcionamiento nuestro Sistema Inmune.


Así, la segunda pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Cómo facilitamos el buen funcionamiento de nuestro sistema inmune?


Primero que todo, debemos atender La alimentación: es la única forma que un sistema tan complejo como el Sistema Inmune, obtenga todos los aminoácidos, lípidos, vitaminas, oligoelementos, minerales, etc. que requerirá para poder funcionar.

Cualquier ausencia de un elemento puede llevarlo a cometer errores en la identificación del agresor, en la toma de decisiones para la acción o en la producción de los elementos intermediarios o directos que le lleven a superar la situación en que se encuentra.

Luego, debemos tener en cuenta el manejo del estrés: para empezar hay que entender que existen 2 tipos de estrés. El estrés positivo y el estrés negativo. El estrés que nos produce el hacer algo que nos gusta o nos proporciona satisfacción, nos conduce a cambios de neurotransmisores en nuestro cuerpo que son favorables, y nos ayuda a mantenernos en salud, es el que conocemos como estrés positivo.

Pero, cuando el estrés se hace intenso, desmesurado, y no podemos controlarlo, es decir es inescapable, se producen cambios en nuestros neurotransmisores o los agotamos - los gastamos -, nos cambia el estado de ánimo, no dormimos bien, y es el que conocemos como estrés negativo.

El estrés negativo, también afecta a nuestro sistema inmune porque este tipo de estrés, impide que los neurotransmisores lleguen a los sistemas que intervienen en su estimulación y aumenta la adrenalina que va a inhibir sus funciones.


No podemos olvidar, El estado emocional mantenernos con optimismo, armonía y haciendo conciencia de lo que siento, cómo lo siento y expresando nuestras emociones; Si además somos congruentes, es decir hacer lo que siento y creo debo hacer, ayudamos a mantener activo y normal nuestro sistema inmune.





En cuanto al Ejercicio o movimiento atado al placer, es decir, sin llegar a los extremos que nos podrían hacer daño, necesitamos el movimiento físico, porque nos estimula la producción de sustancias para el ánimo y neurotransmisores que nos hacen sentir bien.







Otro elemento fundamental que muchas veces olvidamos es El Sueño: garantizar de 7 a 8 horas diarias de sueño profundo, reparador y relajante, asegura que se realicen todos los mecanismos de mantenimiento y limpieza celular, en todos los tejidos del cuerpo, incluido el de nuestro sistema inmune.







Y por último, Las Vacunas que es el mecanismo que utilizamos para enseñarle al cuerpo cómo producir anticuerpos, poniéndolo en contacto con un microorganismo modificado para que no origine la enfermedad, sino que sólo estimule la defensa. Posteriormente, quedan los anticuerpos y el sistema inmune entrenado para defenderse ante un nuevo contacto.


Por ello, en un momento como el que estamos viviendo, tenemos que focalizarnos en lo que tenemos control, para mantener la calma y brindar el mejor funcionamiento de nuestro cuerpo.

Aquí les dejo 5 recomendaciones, prácticas y fáciles de incorporar, para lograrlo:


1-. Atiende tu alimentación, buscando reducir el consumo de alimentos inflamatorios como el azúcar, licor en exceso, sustancias tóxicas o alimentos altamente procesados.


2-. Estimula un buen sueño reparador, creando rituales o rutinas que te faciliten relajarte al final del día. E incorpora rutinas que le permitan al cuerpo identificar si es de día, si es momento de actividad o es hora de dormir.


3-. Agrega un mínimo diario de 30 minutos de ejercicio que acelere el corazón, para estimular la producción de endorfinas y dopamina que son neurotransmisores del bienestar y la alegría.


4-. Busca formas para drenar las emociones que puedan estar afectándote. Tales como: cantar, ver películas que te den un punto de vista distinto, disfrutar de podcast o videos que brinden positivismo e inspiración, conversar con personas cercanas, o si la circunstancias lo requieren pedir ayuda profesional.


5-. Incorpora actividades como la meditación, el yoga, ejercicios de respiración, cantar, bailar que permitan el mejor manejo del estrés.


Si te gusta lo que lees, no olvides compartirlo con aquellos que lo podrían necesitar. Hoy, más que nunca debemos apoyarnos unos a otros. 










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