6 recomendaciones para lograr cambios
En general, es muy difícil cambiar hábitos, debido a que en ello influye, la personalidad, la herencia cultural, la importancia que le demos a nuestro cuerpo y el esfuerzo que hagamos para lograr el cambio.
Hay hábitos que adquirimos desde la infancia a través de la educación de nuestro hogar;

los cuales mantenemos sin la conciencia de que lo hacemos, es decir, están en automático, generalizados en la población y los debemos mantener. Por ejemplo: comer tres veces al día, tomar agua periódicamente, lavarse las manos después de ir al baño, cepillarse los dientes al levantarse y antes de acostarse, bañarse diariamente, peinarse, saludar al encontrarse con alguna persona, dar las gracias cuando recibes alguna atención, dormir de 7 a 8 horas diarias, etc. Pero cuando crecemos, vamos adquiriendo nuevos hábitos derivados de las relaciones humanas y el ambiente.
Sin embargo, cuando somos adultos, conservamos los que pensamos son convenientes, adquirimos nuevos y si tenemos conciencia de que alguno nos perjudica, lo cambiamos.
Cuando pensamos en la necesidad de cambiar o adquirir un nuevo hábito comienza la dificultad, y para poder lograrlo, hay que tener en cuenta que para el ser humano (cuerpo y mente), todas las funciones representan procesos. Es decir, primero se deben desarrollar reflejos, que luego nos permitan establecer la conducta, y para ello, se requiere la repetición, de la acción o el cambio que buscamos, mínimo 21 veces.

Para lograr ese objetivo, es indispensable tener claro la importancia para ti del cambio que quieres realizar, tener paciencia, no plantearse muchos cambios a la vez, y estar lo suficientemente motivado para hacerlo. Para ello, existen numerosas técnicas de las cuales sugerimos algunas a continuación:
Autosugestión: que consiste en repetir mentalmente frases cortas, afirmativas, relacionadas con el cambio, y pueden o no ser progresivas. Puedes hacer las repeticiones pensando en una imagen positiva creada y relacionada con el cambio, donde te veas en el proceso de lograrlo o lográndolo. Realizarlo 20 veces en una condición de relajación, durante 21 días como mínimo.
Modificar el ambiente relacionados con el cambio deseado. Por ejemplo, tener en la alacena y la nevera sólo los alimentos que vas a consumir en la rutina de la nueva alimentación. Dejando las compras de consentimientos, sólo para fechas especiales como cumpleaños, aniversarios etc.
Ligar los nuevos hábitos a otros ya establecidos desde la infancia. Por ejemplo, antes o después de bañarme, antes de acostarme, al levantarme, etc. de forma que sirva de puente y recordatorio del nuevo hábito que debo incorporar.
Si el hábito está relacionado con incorporar una actividad, puedes usar alarmas que te recuerden que es hora de hacerlo.
Si más bien quieres eliminar un hábito que consideras negativo, como fumar, tienes que cambiar las rutinas relacionadas con esa actividad, como evitar la ruta que pasa por quiosco donde te fían el cigarrillo, evitar los espacios de fumadores, etc.
Dale prioridad a tus necesidades, incorpora a tus rutinas cosas que te guste hacer y te producen alegría.
El cuerpo humano tiene todos los mecanismos para compensar ese esfuerzo. A medida que hacemos el nuevo hábito, nos compensa a través de la dopamina y las endorfinas que nos van a dar la alegría de vivir, el placer y la felicidad de sentirse bien. Sólo debemos pasar la barrera del esfuerzo inicial, y para ello, hay que estar motivado y en oportunidades reunirse con grupos que tengan los mismos objetivos.