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Las Enzimas Digestivas

ELLE Belleza - Salud y Fitness - Blanca del Río

31 may 2025

Qué son y cómo nos benefician las Enzimas Digestivas

Qué son las enzimas digestivas que ayudan a reducir la inflamación abdominal

Vivía inflamada hasta que puse en práctica algunos de estos consejos de mi nutricionista y conocí todo lo que las enzimas digestivas podían hacer por mi cuerpo. El resto, ya es historia.

Asumí como normal vivir con una inflamación abdominal que a veces parecía un embarazo de varios meses. Y lo cierto es que llegados a este punto, lo peor que se puede hacer es precisamente eso: asumirlo como normal. NO es normal vivir así. Y es cierto que hay muchos factores que siempre nos van a influir y nuestro cuerpo va a reaccionar al respecto, pero también hay muchas cosas que puedes hacer para no llegar a este punto. Una de ellas son las enzimas digestivas. Pero, por partes.

La inflamación abdominal es un síntoma más de que el cuerpo está trabajando por resolver un problema y si la sufres sabrás que se caracteriza por la hinchazón o distensión en la zona del abdomen que puede ir acompañada de dolor en ocasiones. Puntualmente puede resolverse, pero cuando se vuelve crónico, el problema se hace mayor. De ahí la importancia de poner remedio antes de llegar a ese límite.

La inflamación abdominal puede estar causada por muchos factores: desde problemas en el revestimiento del estómago por afecciones gástricas, infecciones que afectan al sistema digestivo, intolerancias alimentarias o acumulación de gas por una ingestión de aire al comer o por una mala o lenta digestión de determinados alimentos a problemas más graves como enfermedades y trastornos metabólicos que requieren de un tratamiento médico urgente. Pero, oh sorpresa, esta inflamación también darse como una respuesta del cuerpo ante el estrés.

Qué son las enzimas digestivas

Entre las causas de la inflamación, abordaremos una en particular: la mala o lenta digestión de algunos alimentos. Es justo aquí donde las enzimas digestivas entran en juego, como una ayuda extra para ayudar al cuerpo a digerirlo mejor y evitar acabar con la hinchazón de turno.

Las enzimas digestivas son proteínas que facilitan la descomposición de los alimentos en compuestos más simples. Nuestro cuerpo las produce naturalmente y sin ellas, el cuerpo no podría absorber adecuadamente los nutrientes.

Las principales enzimas digestivas son:

Proteasas: Descomponen las proteínas en aminoácidos.

Amilasas: Descomponen los carbohidratos en azúcares simples.

Lipasas: Descomponen las grasas en ácidos grasos y glicerol.

El proceso de digestión comienza en la boca y continúa en el estómago y los intestinos, donde estas enzimas desempeñan un papel crucial. Pero cuando nuestras enzimas no funcionan al 100%, es donde entra este pequeño impulso.

Estas enzimas también se venden como suplementos dietéticos, por ejemplo, en un montón de formatos: desde tabletas, cápsulas o polvos. Pueden variar en cuanto al tipo y concentración y es importante saber elegir una adecuada a tus necesidades. Pero no es la única opción.

Estas enzimas digestivas también se encuentran en muchos alimentos fermentados, como el yogur, el kimchi o el chucrut, que las contienen naturalmente, además de los probióticos, también fundamentales en el proceso de digestión.

Y si esto aún no te ha convencido, también tienes que saber que hay alimentos en crudo que las contienen, como algunas frutas y verduras. Por ejemplo, la piña (por su alto contenido en bromelina) o los kiwis (ricos en actinidina).

Qué beneficios tienen

De su acción podríamos destacar 5 beneficios potentes para el cuerpo.

  1. Para empezar, mejora en las digestiones. Al facilitar la descomposición de los alimentos, las enzimas digestivas ayudan a prevenir problemas gastrointestinales como hinchazón, gases, y malestar estomacal.

  2. la reducción de la hinchazón. La inflamación puede ser el resultado de una digestión ineficiente. Al mejorarla, las enzimas

pueden ayudar a reducir la inflamación al facilitar la absorción de nutrientes y minimizar la irritación intestinal.

  1. Esto supone otro beneficio encadenado: la mejora en la absorción de los nutrientes. Una digestión más eficiente permite una mejor absorción de vitaminas y minerales esenciales, lo cual es crucial para mantener un sistema inmunológico fuerte y saludable.

  2. Alivio de síntomas ante las intolerancias alimentarias. Quienes sufren de intolerancias o sensibilidades a ciertos alimentos (como la lactosa o el gluten) pueden beneficiarse de los suplementos enzimáticos que ayudan a descomponer estas sustancias, reduciendo el malestar.

  3. Son un buen apoyo en la salud intestinal. Las enzimas digestivas pueden contribuir a un equilibrio saludable de la microbiota intestinal, lo que es esencial para una buena salud inmunológica y una reducción de la inflamación.

De mi experiencia puedo afirmar que me han ayudado a aliviar síntomas desagradables diarios que tenía como la hinchazón con su consecuente dolor y los períodos de estreñimiento y diarrea tras determinadas comidas. También son útiles para los problemas de flatulencia ocasional.

Y es que mediante su acción, se facilita el proceso digestivo y por tanto, se ayuda al cuerpo a absorber los nutrientes de manera más eficaz.

Cuándo tomarlas

Ocasionalmente. Recuerda que nuestro cuerpo ya produce enzimas de forma natural. Sin embargo, si sabes con certeza que hay algún tipo de comida o alimento que siempre te provoca una digestión peor o más difícil, prueba a tomarlas justo antes de comerlo. Notarás cómo los síntomas posteriores se alivian e incluso llegan a ser inexistentes. Y, sinceramente... ¡merece la pena!

Otros consejos que funcionan

Mientras que las enzimas digestivas han sido de gran ayuda en algunos momentos y con determinadas comidas, no son la panacea y si no van acompañadas de una buena

estrategia y hábitos, poco pueden hacer... Estas han sido algunas de las cosas que también me han ayudado a reducir la inflamación.

Seguir una dieta anti-inflamatoria, rica en antioxidantes como los presentes en las frutas, verduras, nueces y pescado graso (omega 3). ¿Alimentos que no me faltan en mi menú semanal? El salmón, los arándanos y el brócoli.

Hacer ejercicio de forma REGULAR. Y cuando digo regular, digo constante y no una vez a la semana. Hazlo de forma moderada y si no sabes si serás capaz de trazar un buen plan, deja que los profesionales te ayuden.

Controlar el estrés. Está de sobra demostrado que el estrés aumenta los niveles de cortisol en el cuerpo hasta tal punto que es capaz de hincharnos como pelotas. No hace falta que te hagas yogi profesional (y si lo haces, ¡genial!). Simplemente con añadir unos minutos de respiraciones conscientes al día, notarás grandes mejoras. Especialmente, en esos momentos en los que sientes que tu cuerpo va a perder el control.

Asegurar un sueño diario de entre 7 y 9 horas. Y sí, he sacrificado Netflix por dormir más. A cambio, mi estómago me lo ha agradecido.

Hidratarme constantemente. La hidratación adecuada también apoya la digestión y la salud intestinal. Mi máxima: beber no menos de 2-3 litros diarios.

Reducir y/o eliminar, el azúcar y ultraprocesados. Reducir el consumo de refrescos azucarados, repostería y cereales refinados también ayuda. En su lugar, cámbialo por carbohidratos integrales y otras fuentes de energía más saludables.

Aumentar la ingesta de cúrcuma, jengibre y omega-3. Son compuestos que han demostrado ser muy eficaces en los procesos antiinflamatorios. Hazlo en forma de infusiones o de tés o creando nuevos sabores para tus comidas.

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